lunes, 14 de septiembre de 2015

Marianela (Benito Pérez Galdós).

"Mi corazón es todo para él. Este cieguecito que ha tenido el antojo de quererme mucho, es para mí lo primero en el mundo después de la Virgen María. ¡Oh! ¡Si yo fuese grande y hermosa; si tuviera el talle, la cara y el tamaño..., sobre todo el tamaño de otras mujeres; si yo pudiese llegar a ser señora y componerme! ¡Ay!, entonces mi mayor delicia sería que sus ojos se recrearan en mí... Si yo fuera como las demás... ¡qué pronto buscaría el modo de instruirme, de afinarme, de ser una señorita! ¡Oh, Madre y Reina mía, lo único que tengo me lo vas a quitar! ¿Para qué permitiste que le quisiera y que él me quisiera a mí? Esto no debió ser así".
  Y derramando lágrimas y cruzando los brazos, añadió medio vencida por el sueño: "Ay, cuánto te quiero, niño de mi alma. Quiere mucho a la pobre Nela, que no es nada... ¡Quiéreme mucho! Déjame darte un beso en tu preciosísima cabeza; pero no abras los ojos, no me mires.., ciérralos, así, así".

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